Mama juega conmigo.

Hoy en día unas de las conversaciones más frecuentes entre padres e hijoses:

- Mami, ¿juegas conmigo?
- No hija, no puedo estoy ocupada con la casa.
- Papi, ¿y tu? ¿juegas conmigo?
- No puedo hija mía, estoy trabajando.

Esta petición de hijos hacías sus padres provocan pánico en ellos, ya que el adulto repasa mentalmente todo lo que le falta por realizar en ese momento, entre lo que se incluye descansar después del estrés y la actividad realiza durante todo el resto del día. 
El reproche de los hijos desata un sentimiento de culpa inevitable, que hace que los padres se planteen el tiempo dedicado a sus hijos y el efecto que puede producir en ellos.

Muchas veces a los padres no les apetece jugar con los niños, aunque hay diferentes tipos de padres:

• Están aquellos que son juguetones.
• Los que no son juguetones.
• Los que con mucho cansancio que tengan siempre le dedican un tiempo de juego a sus hijos.
• Y los que el cansancio ganan las ganas de jugar del hijo.

Los hijos han de entender que los padres al final del día están muy cansados y deben de descansar, por lo que no deben exigir mucho. Por otro lado los padres tienen que razonar que los niños son muy activos (la mayoría) y deben de fogarse jugando y que sus hijos tienen necesidad de jugar con ellos muchas veces simplemente por el hecho de que los padres les demuestren cariño, en lo que hay que decir que la mayoría de los recuerdos que se mantienen son esos momentos de diversión con tus padres y hermanos, en caso de que tenga.

Por lo que los padres han de hacer un pequeño esfuerzo y cuatro de los siete días de la semana dedicarles a sus hijos entre 20 y 40 minutos de juegos.


También hay que decidir que tipo de juegos, porque pueden ser en casa como el Uno, el ajedrez, la oca, entre otros; y puede ser al aire libre como jugar al fútbol, al béisbol, dar una vuelta en bici, entre muchos más.